No es fácil definir al bisexual. Se refiere a una persona cuya orientación sexual y afectiva principal es hacia personas del mismo género y de otros géneros, o hacia personas independientemente de su género. Algunas personas pueden usar bisexual y pansexual indistintamente. Por lo tanto, su atracción sexual es hacia personas de ambos géneros. La ausencia de definiciones de bisexualidad genera un problema a la hora de concretar los porcentajes demográficos de personas bisexuales.
Chandfa y otros (2011), argumentan que hay otro problema a la hora de regular la estabilización del concepto, pues hay personas que se identifican como bisexuales antes de salir del armario como homosexuales. La evidencia indica que este camino no es el típico para la mayoría de las personas bisexuales que se identifican como tal durante toda su vida (Volpp, 2010).
Dicen Hoag, Holloway & Mendoza (2011), que no hay una mejor forma que definir bisexualidad que en función del comportamiento sexual, el deseo y el vínculo emocional con los dos sexos y la identificación que hacen las personas de sí mismas como bisexuales.
Por lo tanto, la bisexualidad se ha definido tradicionalmente como la atracción y deseo de mantener relacione sexoafectivas con personas de los dos sexos. A pesar de esta definición, una persona bisexual puede no sentirse igualmente atraída por los dos sexos y este grado de atracción puede variar durante el tiempo.
La FELGBT (Federación Estatal de Lesbianas, Gais, Bisexuales, Transexuales…) la define como la orientación sexual de quienes sienten atracción sexual, emocional o romántica hacia personas de más de un género o sexo, no necesariamente al mismo tiempo, de la misma manera, al mismo nivel o con la misma intensidad.
Por esto, la autopercepción es la clave para la identidad bisexual. No hay un comportamiento “test” para determinar si alguien es o no bisexual (Alcaide, 2020).
La bisexualidad ha existido siempre, a pesar de que culturalmente no ha tenido la misma relevancia que las otras dos orientaciones sexuales. Fue introducida por Freud a través del psicoanálisis. Este autor mantenía que en el ser humano hay una bisexualidad innata. Con lo cual, toda persona, desde el momento de su nacimiento, tiene la capacidad de amar a otra independiente de su sexo y de su género. Posteriormente, la bisexualidad innata pasaría a ser la fijación de un desarrollo psicológico.
Según Ulrich Goob (2008), la dimensión que más controversia provoca es la del comportamiento sexual, y se distinguen tres:
Por último, Alcaide (2020) refiere, que en la literatura científica sobre sexualidad humana, hay 4 puntos de vista sobre la bisexualidad en hombres:
Es el conjunto de sentimiento, actitudes y comportamientos negativos hacia las personas bisexuales, presente en todos los niveles sociales.
Se articula a través de la:
Según la Federación Estatal de Lesbianas, Gais, Bisexuales, Transexuales (FELGBT), la Bifobia es producto de la falta de información y del miedo a lo desconocido, resultado de una cultura monosexista y patriarcal. (Alcaide, 2020).
Podemos definir el concepto de bifobia interiorizada como el rechazo que sienten algunas personas bisexuales hacia la bisexualidad y todo aquello relacionado con su propia orientación como bisexuales, como consecuencia en gran medida a la “heterosexualidad obligada” como señala Adrienne Rich. Es indispensable trabajarlo en consulta.
Fuente: Guía Crecimiento sin armarios.